Adrian y yo fuimos por la oficina de Mildred, mi abogada y amiga. El agradable momento quedó coronado con estas fotos. Gracias a Dios que nos pone en el camino de la vida personas que te reafirman que la humanidad no está perdida, que la amistad y el cariño son capaces de prevalecer cuando se posee un alma clara y transparente.
